En el litro y medio de agua, disolver la cal. Mezclar bien con el agua.
Luego, introducir los cubos de zapallo y dejarlos allí durante unas tres horas.
Pasadas dos horas y media-tres, tomar una muestra, pinchar con la uña (a diferencia del tenedor, tiene sensibilidad) y ver si se formó una costra dura, en los cuatro lados del cubo de zapallo. Cuando esto suceda, retirarlos y enjuagarlos bien en agua para sacarles la cal.
Colocarlos en una olla, cubrirlos con agua y ponerlos a hervir unos 8-10 minutos. Retirarlos, colarlos y reservarlos.
En otra olla, poner 750 u 800 gramos de azúcar y un litro y medio de agua, y poner a calentar. No tapar ni revolver: dejarlo a fuego moderado. Unos 15 minutos después de que hierva, ir testeando con la cuchara el espesor del almíbar.
Cuando esté bien espeso, introducir el zapallo y hervirlo otro rato, hasta que al pincharlo veas que está blando (cocido). Introducir también 4 ó 5 clavos de olor. El almíbar estará pronto cuando esté bien espeso y los zapalllos cocidos y brillantes. Esto lleva al menos una hora en fuego moderado. Retirar la olla y dejar enfriar.
Tomar en cuenta que a medida que se deja enfriar, el almíbar va espesándose más. No pasarse en la cocción, ya que si queda demasiado espeso, al enfriarse se caramelizará.